Por su fe Isaac logra ver la promesa de Dios cumplida en su vida.
Isaac es un personaje importante en la Biblia, y su historia se encuentra en el libro del Génesis, capítulos 17 al 35. Él fue el segundo patriarca de la familia de Abraham, hijo de Abraham y Sara, y el padre de Jacob y Esaú.
La historia de Isaac comienza con el pacto que Dios hizo con su padre Abraham, en el que prometió que tendría un hijo y que sus descendientes serían tan numerosos como las estrellas del cielo. A pesar de que Abraham y Sara eran estériles y de edad avanzada, Dios cumplió su promesa y les dio un hijo, Isaac.
Isaac se convirtió en un hombre de gran fe y obediencia a Dios. En una ocasión, su padre Abraham recibió la orden de sacrificar a Isaac como una prueba de su fe. Abraham estuvo dispuesto a hacerlo, pero en el último momento, Dios lo detuvo y le proporcionó un cordero para el sacrificio en lugar de Isaac.
Isaac se casó con Rebeca y tuvo dos hijos, Jacob y Esaú. Aunque Isaac amaba a ambos hijos, Esaú era su hijo mayor y, por lo tanto, el heredero legítimo de la bendición de su padre. Sin embargo, Rebeca ayudó a Jacob a engañar a Isaac para que le diera la bendición y el derecho de primogenitura a él en lugar de a Esaú.
A pesar de este engaño, Isaac continuó siendo un hombre de fe y confianza en Dios. Él vivió una vida larga y bendecida, y murió a la edad de 180 años.
La historia de Isaac es una historia de fe y obediencia a Dios. A través de Isaac, Dios cumplió su promesa a Abraham de tener un hijo y de que su descendencia fuera bendecida. La historia de Isaac también es un ejemplo de cómo Dios puede trabajar a través de la fe y la obediencia de las personas para cumplir su propósito en la tierra.